Después de un desayuno contundente, cogemos el metro dirección Brooklyn. Desde allí, cruzamos el famoso puente que une ambos lados.
Con todas las bolsas llenas y la tarjeta un poco vacía, hacemos una comida-merienda-cena en la pizzería Grimaldis, famosa también. Aunque reconozco que nos gustó más Joe's.
Pasamos por el hotel para descansar porque a la noche tenemos espectáculo: mis padres a ver la Filarmónica de Múnich en el Carnegie Hall y nosotros a Armin Van Buuren en el Madison Square Garden... gustos muy similares!!


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