El día de hoy va a ser muy sencillo: coger la lancha de iCom que nos lleva al resort Adaaran Prestige Vadoo, ponernos la pulsera y disfrutar del complejo.
La isla es muy pequeña y el hotel sólo tiene water villas. Y pasamos las horas entre la playa, la piscina, la tumbona, el columpio, la piscina, otra vez la playa... y así hasta las 17,30h que es la hora en la que dan de comer a todo lo que se acerca, que es básicamente atunes y tiburones. Un espectáculo impresionante.
Y tras esto, nos recoge la lancha para llevarnos de vuelta a Maafushi.
Hemos pillado el mes de Ramadán, así que las tiendas tienen unos horarios muy extraños, por lo que no es fácil pillarlas abiertas.
La isla es muy pequeña, las calles sin asfaltar y cuando terminen todo lo que está en obra, va a estar demasiado explotada. Cada vez es más gente la que prefiere vivir Maldivas de otra manera y no desde un resort, del que apenas puedes salir. La oferta que ofrece Maafushi en cuanto a excursiones es muy amplia (sobre todo si es temporada alta y no pillas Ramadán), y cada día tendrás diferentes opciones entre las que elegir.
Lo más curioso es que los habitantes de Maafushi visten y son muy modernos para ser una isla en la que no hace muchos años no se veía ningún turista. Otro dato curioso es que se ve una mujer (tapada de arriba abajo) por cada 20 hombres (con sus bermudas y camisetas de marca y gafas de sol último modelo) que te cruzas. Además, al haber venido en época de Ramadán, se llama a la oración por los megáfonos que hay por la isla las cinco veces correspondientes al día, o la noche, como la de las 4 de la mañana.
Cenamos nuevamente barbacoa y a dormir.
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