Nos levantamos pronto porque el día se presenta ajetreado.
Lo primero que hacemos una vez en la calle y ya sudando es ir a la parada del skytrain para cogerlo por primera vez. No es muy complicado ya que son sólo dos líneas y llevamos apuntado muy clarito el trayecto que tenemos que hacer. Vamos hasta la parada de Victory Monument y buscamos la estación de donde salen las vans camino Ayutthaya.
Es una hora de camino prácticamente sin coger ningún desvío de la carretera, donde se van subiendo y bajando locales. Nosotros y dos chicos ingleses somos los únicos 'occidentales'.
Llegamos a Ayutthaya y la van nos deja en mitad de la nada, por lo que sí o sí, tienes que coger los servicios de un tuktuk. Teníamos pensado coger un coche con conductor, porque es más cómodo y tienen aire acondicionado. Pero donde nos ha 'tirado' el conductor de la van sólo hay un puñado de tuktukeros, con lo que las opciones se reducen a una.
Tras negociar con uno de ellos (que tampoco puedes rascar mucho porque el precio es casi fijo) empezamos la ruta por la zona.
La primera parada es Wat Yai Chaya Mongkol, una de las zonas más bonitas y coloridas de Ayutthaya. Un recinto repleto de imágenes de Buda en diferentes posturas, cubiertos con las llamativas telas amarillas.
La siguiente parada es el templo que más ganas tenía de ver, el que de primeras más me llamaba la atención. Y no por el templo en sí, sino por la curiosa cabeza entre las raíces del árbol. Es Wat Maha That, una zona arrasada por los birmanos, con las estatuas decapitadas, donde como decía, lo que más destaca es esta formación.
Aunque el cielo esté cubierto de nubes, el calor que hace es casi insoportable. Pero seguimos con la ruta hacia Viharn Phra Mongkol Bophit o Gran Palacio de Ayutthaya, con una de las estatuas de Buda más grandes del país.
Justo al lado está otro recinto con tres estupas que contienen las cenizas de tres reyes de Ayutthaya, es Wat Phra Si Sanphet.
Es hora de ir a comer, así que el tuktukero nos lleva a un restaurante donde tenemos que entrar descalzos y donde sólo hay occidentales. A pesar de no haber elegido el sitio, la comida está muy buena y no es nada caro, en la línea del país. Además, es justo cuando el tiempo decide dejar caer un diluvio universal que por suerte nos pilla bajo techo. ¿Adivináis qué comimos?
Al acabar, decidimos ver un templo más antes de volver a Bangkok. El tuktukero nos recomienda Wat Chaiwattanaram.
El tuktukero nos lleva a la parada de las vans (nada que ver donde nos han dejado a la ida) para volver a Bangkok. Otra hora de camino de vuelta, que se nos hace especialmente larga e incómoda por el aire acondionado tan frío que llevábamos. Al llegar a Bangkok, estamos muy cerca del centro comercial MBK, así que decidimos ir para allá.
Tampoco cumple nuestras expectativas, así que apenas compramos nada, cenamos y para el hotel, que el día ha sido agotador.
Lo primero que hacemos una vez en la calle y ya sudando es ir a la parada del skytrain para cogerlo por primera vez. No es muy complicado ya que son sólo dos líneas y llevamos apuntado muy clarito el trayecto que tenemos que hacer. Vamos hasta la parada de Victory Monument y buscamos la estación de donde salen las vans camino Ayutthaya.
Es una hora de camino prácticamente sin coger ningún desvío de la carretera, donde se van subiendo y bajando locales. Nosotros y dos chicos ingleses somos los únicos 'occidentales'.
Llegamos a Ayutthaya y la van nos deja en mitad de la nada, por lo que sí o sí, tienes que coger los servicios de un tuktuk. Teníamos pensado coger un coche con conductor, porque es más cómodo y tienen aire acondicionado. Pero donde nos ha 'tirado' el conductor de la van sólo hay un puñado de tuktukeros, con lo que las opciones se reducen a una.
Tras negociar con uno de ellos (que tampoco puedes rascar mucho porque el precio es casi fijo) empezamos la ruta por la zona.
La primera parada es Wat Yai Chaya Mongkol, una de las zonas más bonitas y coloridas de Ayutthaya. Un recinto repleto de imágenes de Buda en diferentes posturas, cubiertos con las llamativas telas amarillas.
La siguiente parada es el templo que más ganas tenía de ver, el que de primeras más me llamaba la atención. Y no por el templo en sí, sino por la curiosa cabeza entre las raíces del árbol. Es Wat Maha That, una zona arrasada por los birmanos, con las estatuas decapitadas, donde como decía, lo que más destaca es esta formación.
Aunque el cielo esté cubierto de nubes, el calor que hace es casi insoportable. Pero seguimos con la ruta hacia Viharn Phra Mongkol Bophit o Gran Palacio de Ayutthaya, con una de las estatuas de Buda más grandes del país.
Justo al lado está otro recinto con tres estupas que contienen las cenizas de tres reyes de Ayutthaya, es Wat Phra Si Sanphet.
Es hora de ir a comer, así que el tuktukero nos lleva a un restaurante donde tenemos que entrar descalzos y donde sólo hay occidentales. A pesar de no haber elegido el sitio, la comida está muy buena y no es nada caro, en la línea del país. Además, es justo cuando el tiempo decide dejar caer un diluvio universal que por suerte nos pilla bajo techo. ¿Adivináis qué comimos?
Pad Thai |
Ensalaya de papaya |
Al acabar, decidimos ver un templo más antes de volver a Bangkok. El tuktukero nos recomienda Wat Chaiwattanaram.
El tuktukero nos lleva a la parada de las vans (nada que ver donde nos han dejado a la ida) para volver a Bangkok. Otra hora de camino de vuelta, que se nos hace especialmente larga e incómoda por el aire acondionado tan frío que llevábamos. Al llegar a Bangkok, estamos muy cerca del centro comercial MBK, así que decidimos ir para allá.
Tampoco cumple nuestras expectativas, así que apenas compramos nada, cenamos y para el hotel, que el día ha sido agotador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario