miércoles, 3 de enero de 2018

JAPÓN. Día 2: Tokyo (Asakusa, Ueno, Yanaka, Shinjuku)

El jet lag no fue demasiado severo, lo justo para tenernos despiertos desde bien temprano y así poder salir a patear la ciudad. Lo bueno del hotel, además de la localización, es que incluía desayuno. Así que en cuanto estuvimos listos y con el estómago lleno, nos echamos a la calle.

La primera parada del día iba a ser el barrio de Asakusa, para ver el famoso Senso-ji, el templo budista más antiguo de Tokyo.


Alpargata tamaño gigante




Entrando por la puerta Kaminarimon con su farolillo gigante, se camina por la calle Nakamise, llena de tiendas de souvenirs, hasta llegar a la Pagoda de Cinco Pisos y los salones adyacentes.

De allí nos fuimos a Kappabashi-dori, una calle llena de tiendas de cosas de cocina. Miles de cuencos, platos, palillos, tazas, vasos y cualquier cosa que puedas imaginar para tu casa o restaurante. Una maravilla si llevas la intención de comprar algo de eso.

Cruzamos por el puente Azuma-bashi para llegar al barrio de Sumida y visitar la nueva Torre Tokyo Skytree, que parece que está ahí al lado, pero no os dejéis engañar, que es una buena caminata.



Vistas desde la Torre
Subimos sólo al primer tramo, que son 350 metros, cuya entrada son 15€ por persona. Desde el mirador se puede ver la inmensidad de la ciudad de Tokyo, así como su contaminación.

La siguiente parada era el barrio de Ueno, a donde fuimos en metro, porque la caminata hasta la torre había sido considerable. El mercado de la calle Ameyoko era el objetivo. Una calle paralela a las vías del tren llena de tiendas y restaurantes, donde ya era hora de comer sushi en una de esas barras por las que pasan los platos y luego te cobran en función de los que hayas acumulado. Baratísimo y riquísimo. Eso sí, si no te gusta mucho el wasabi, no olvides pedirlo sin, ya que por defecto, los nigiris van bien untados.






Calle Ameyoko
Haciendo caso del famoso blog sobre Japón del que hablaba en el post anterior, seguimos la ruta hacia Yanaka (porque aparentemente estaba al lado) en busca de una calle de tiendas de artesanía. Pues bien, el "al lado" se tradujo en más de una hora andando, atravesando, entre otras zonas inhóspitas, un cementerio, para llegar a una calle (según Google Maps), donde ni artesanos ni nada (como aseguraba el blog). Así que, nos metimos al metro para acabar el día en el barrio se Shinjuku, el barrio rojo de Kabukichu y el barrio Koreano Shin-Okubo.





Aún no habíamos escarmentado del todo, así que siguiendo el blog, fuimos a cenar al callejón Yakitori. Una calle estrecha llena de mini-restaurantes para 5 ó 6 personas, donde te hacen pequeñas brochetas a la parrilla. Una clavada de la leche, que no merece nada la pena. Fue una de las comidas más caras de todo el viaje y totalmente inmerecida.



Muertos de cansancio y desilusionados con la cena, nos fuimos al hotel. ¡Mañana sería otro día!

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